


Fotografía digital y estenopeica Intervenida.
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Pero este proyecto no es sólo sobre enfermedad. También es sobre escucha: llevo años como psicoterapeuta acompañando a mujeres atravesadas por la violencia. ¿Será que el zumbido es una resonancia de todo lo que he escuchado? ¿Un residuo acústico de esas historias? Algunas de ellas —como yo— han encontrado estrategias de afrontamiento en el humor, la creación, los vínculos. Esta serie dialoga con esas resistencias.
Durante el proceso surgieron sueños, señales extrañas, momentos que llamo en broma “paranormales”. A falta de una explicación única, opté por narrar desde lo abierto, lo borroso, lo sensorial. _El zumbido amarillo_ es una tentativa de hacer visible lo invisible, de decir lo que no puede gritarse sin estallar, de mirar hacia dentro con una lente que no corrige, sino que expone la falla.​​​
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Polineurotopicosensorial es una categoría imaginaria y simbólica para nombrar una experiencia que escapa a las definiciones clínicas. Es el nombre de una condición en la que el cuerpo escucha desde un lugar imposible: una región incierta entre lo neurológico, lo perceptual y lo afectivo. Un territorio sin mapa donde convergen el ruido constante del tinnitus, las memorias somáticas de la escucha prolongada del dolor ajeno, y las distorsiones sensoriales provocadas por la enfermedad de Ménière.
Es un estado intermedio entre la ciencia y el sueño, entre el vértigo físico y el desequilibrio emocional.
Un lugar donde los sentidos no obedecen a las reglas, donde el oído no sólo capta sonidos, sino también ecos de historias pasadas, voces truncadas, fantasmas cotidianos.
Es, así, un concepto que articula una manera de habitar el mundo desde lo alterado, lo persistente y lo no curable. Un intento de dotar de lenguaje y forma a una percepción que es a la vez enfermedad, archivo, frontera y resistencia.
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Investigaciones paranormales sobre el tinnitus polineurotopicosensorial
¿Qué imagen podría contener un ruido? ¿Cómo representar lo que perturba desde dentro y no se detiene nunca? Esta serie fotográfica nace de una experiencia íntima, dolorosa y persistente: el tinnitus provocado por la enfermedad de Ménière. Un sonido agudo, constante, alojado en el interior del oído, que altera la percepción del entorno y el equilibrio, afectando también el sueño, el ánimo, la memoria, el deseo de vivir.
Desde el inicio de esta afección, sentí que mi cabeza funcionaba en capas superpuestas, como en una edición digital caótica. Comencé a trabajar con imágenes intervenidas: duplicaciones, distorsiones, manipulación de niveles y curvas. No hay collage analógico aquí, pero sí una composición que refleja esa percepción alterada y fluctuante. La fotografía se convirtió en una forma de traducir ese estado interno, una cartografía emocional y sensorial de lo que me atraviesa.
El color amarillo guía esta serie. En psicología, el amarillo vibrante se asocia con energía y bienestar, pero en sus tonalidades opacas o enfermas evoca ansiedad, miedo, toxicidad. Así percibo los días: una duermevela amarilla, donde lo cotidiano se tiñe de irrealidad y sobresalto. Algunas personas que recibieron las postales iniciales del proyecto dijeron que eran “feas, raras, inquietantes”. Así lo mío: una belleza rara, filtrada por el síntoma.



Fotografía estenopeica. Plata gelatina
Conversaciones imaginarias en espacios transitorios 2020-
Los restaurantes son espacios de tránsito, pero también de intimidad. Lugares donde las personas se detienen, conversan, se alimentan, se miran. Desde otra mesa, sola, después de largas jornadas escuchando historias difíciles, observo. En ocasiones escucho fragmentos de conversación; otras veces, solo interpreto los gestos, los silencios, las miradas. Construyo escenas en mi mente: imagino relaciones, tramas, desenlaces posibles.
Tal vez sea una deformación profesional. Como psicoterapeuta feminista, paso la mayor parte del tiempo escuchando a mujeres atravesadas por duelos, violencias, rupturas, cuidados. Desde ese lugar, también escucho en silencio a quienes están en otras mesas, elaboro hipótesis que nunca confirmo, ellas también me miran e imaginan y en ese juego de ida y vuelta, entre lo real y lo imaginado, nace este proyecto.


Me tomas calle
Serie estenopeica sobre lo colectivo en marcha.
La cámara estenopeica no captura, se deja atravesar, contempla. En esta serie, el tiempo se desborda, la calle se impone como cuerpo en movimiento, como vibración colectiva que borra contornos y produce relatos. Los barridos y el ruido son capas de lo que no puede fijarse.
Me tomas calle es una pregunta y una toma. ¿Quién mira a quién? ¿Quién ocupa el espacio? ¿Qué queda cuando se borra la nitidez del rostro pero persiste el gesto, el paso, el eco? Esta es una cartografía imprecisa de lo común: marchas, fiestas, cruces de caminos. Una coreografía de presencias que, al ser vistas, devuelven la mirada.
¿Me tomas? como pregunta.

Fotografía estenopeica.



Quimigramas intervenidos
Si nunca más el mar
Este trabajo se da, a partir de mi experiencia con la enfermedad de Méniere, este proyecto explora la ruptura entre el sonido y el silencio que transformó mi percepción y mi vida diaria. Las imágenes lumínico químicas evocan el sonido del mar como un eco profundo y convulso que dialoga con la memoria y el trauma. Este proyecto plantea el desafío de re- imaginar el mundo sensorial en medio de la incertidumbre y la perdida.
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Impresiones lumínicas intervenidas (lumenprint)
Lindero 2020-
El 24 de marzo de 2020, el diario oficial anunció las medidas para el confinamiento en México, debido a la diseminación del virus SARS-Cov2.
Mi madre murió repentinamente ese mismo dia.
Comencé el registro del movimiento dentro de los límites de mi jardín: semillas que germinan, se desarrollan hasta morir y pasan a formar parte de la tierra nuevamente. Así el registro de entonces…
Lindero es un trabajo que se enmarca en el proyecto transdisciplinario NO HABIA UNA VEZ. El primero registra los eventos de cambio durante la pandemia dentro del perimetro de un jardin domestico de 5 x 8 metros. La preservación de la memoria de vida, en este caso particular de mi madre, de mi misma misma y mi entorno limitado por el confinamiento, a traves de una metafora vegetal: gérmen, herbario y restos; mediante técnicas de fotografia sin cámara y su manipulación digital.
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La culpa es del fantasma 2019-2022
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La culpa es del fantasma que desmaterializa a mi madre que escudriña sus grietas que oculta sus gritos que revuelve sus cabellos que la espía en la tenebra que la acompaña calavera que la vislumbra espectro que la aniquila estenopeica que le revela el ánima que la envanece que la desaparece que la vuelve fantasma mi madre es un fantasma que la culpa es de
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Luisa Iglesias
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Fotografía estenopeica